miércoles, 14 de octubre de 2009

Adiós


Hay cosas que simplemente uno no puede comprender, que te llenan de dolor e impotencia. La muerte es, seguramente, la mayor de ellas.
Cuando llega es como un balde de agua fría... Agua que acarrea consigo un millar de preguntas sin sentido. ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Cómo?

Uno sufre, llora la pérdida y piensa en la injusticia que se ha cometido. Porque la muerte es muy injusta. Pero cuando la muerte llega porque la persona perdida la ha buscado... ¿Qué se debe sentir? Pena, sí, ya que nos ha dejado... ¿Pero no ha encontrado porfín la paz que tanto había buscado? Es una contradicción difícil de manejar. Pero así es la vida. Y también la muerte.


Mana: es imposible tratar de comprender tu desición ahora que ya no estás. Es ilógico también escribirte estas palabras, ya que nunca las leerás, pero es la manera que encuentro para dejar salir lo que siento. Fuiste una mujer, guía, jefa y scout increible. Las experiencias que vivimos juntas las llevaré siempre en un lugar privilegiado de mi corazón. Te quiero mucho. No sólo yo, sino todas aquellas personas que ayer llenaron la iglesia para darte tu último adiós. Te deseo lo mejor... Espero que hayas encontrado esa paz tan deseada por ti. Vuela alto, pequeña Bengalí.