jueves, 28 de abril de 2011

Él.

Él llegó de la nada, apareció un día sin importancia. No me buscaba, ni yo a él. Yo no buscaba a nadie. Esperaba.
Él llegó con su luz a mi oscuridad, como una chispa de cordura. Una chispa de esperanza.
Me ofreció su todo, y yo lo acepté. Porque estaba herida... no era nada.
Y saca lo mejor de mí, porque es lo que espera encontrar en toda persona. Y sabe que existe, escondido entre la pena y la soledad.
No quiere que olvide. Quiere que aprenda, sane, entienda... y deje pasar. No todo es para siempre. Ni siquiera el dolor. Él lo sabe. Yo estoy aprendiendo.
Me quiere, me adora. Porque es lo que siente.
Es mi amigo, y lo quiero.

Pero ese amor... a veces me lleva nuevamente a la oscuridad. Lo anhelo, porque no quiero a nadie más para amar por ahora.

Pero mi amigo lo entiende, y espera. Paciente. Sereno.
Me sonríe. Y no me queda nada más que hacer que sonreírle de vuelta, agradecida por una bondad que no creo merecer.

viernes, 15 de abril de 2011



Es que... no creo que nadie haya podido soportar este dolor y haber salido con vida. De hecho, me cuestiono si los retazos de supervivencia a los que me aferro son lo suficientemente fuertes para ser llamados "vida". Llorar cada noche no es normal. No disfrutar lo que antes amaba no es normal. Que todo me parezca gris, hasta el arcoiris más brillante... para MI no es normal.
Me desagrada ver parejas. Me dan ganas de patear el suelo y llorar de rabia. Pero no lo hago, porque soy una cobarde. Simplemente giro la cabeza y le dedico una mirada de desprecio al polvo que se posa en mis zapatos.
Y me odio por esto, porque lo pude haber evitado. Él me lo advirtió. Me lo dijo cientos de veces. Pero soy testaruda, y no quise escuchar. Y es que era tan hermoso... Espero volver a sentir esa luz en mi pecho. Y deseo con toda mi alma sea con él...

Esto es lo que te pasa cuando tu corazón le gana a tu mente en la batalla decisiva.
Esto te pasa cuando te enamoras de un imposible.

domingo, 3 de abril de 2011

Uf...

Lo que más me duele de todo esto no es la distancia, ¿sabes?
Ni siquiera el que no me ames.
Lo que me mata es tu frío, tu lejanía... que apuñala este pobre corazón cansado de sufrir y lo inunda en lágrimas.
Y lo peor.

Siento que no te interesa en lo más mínimo.