miércoles, 8 de diciembre de 2010

¡Bum!

Hay veces en las que uno simplemente ya no puede aguantar más y estalla. ¿De pena? ¿De rabia? ¿De alegría? ¿De amor? Depende, siempre depende. Solo percibimos que ese sentimiento ya no agunta más y necesita ser liberado. Lo que nosotros no vemos es la exploción en sí, solo se siente.
Debe ser un espectáculo maravilloso. Miles de colores y energía liberados en un segundo, con toda la fuerza de nuestra alma. Pero la destrucción que deja a su paso... a veces es irreparable. Y nos va consumiendo poco a poco, hasta que el daño supera a la vida. ¿Y luego? Descanso, supongo. O un infinito sentimiento de culpa, de no haber reaccionado a tiempo y evitado todo.